martes, febrero 20, 2007

contigo/conmigo


Miserable asesina del encanto. Maldita villana de aventuras. Llévate hasta el último de mis desprecios. Me dejaste hablando conmigo. Mirando el techo de la casa. Tus cosas en la basura no bastan para tanta insolencia. Para tanta palabra sin destino. Por todo eso te odio, por dejarme con otra y no contigo. Por estar con otro y no conmigo. No me dejes ni tu recuerdo, ni el cuadro, ni la almohada. Todo lo tuyo en el olvido como las palabras que ensusiaste con traiciones. Como las mentiras que tejiste entre mis sueños. Como las noches juntos pensando en otro. Como los años fríos acompañados. Como los miedos tercos entumecidos...
Pero ya verás que sigo de pie como hace tres años y como hace siete también. Otra me dará lo que prometiste. Otra me ofrecerá lo que me quitaste. Ya la verás, entregándome más que tú, haciéndome sentir más hombre, comprándome los boletos al paraíso. Se irá conmigo ella y no tú. Volaremos juntos por ahí, allá donde no llegues. Allá donde el fantasma de tus ojos no me alcance.

Tren



Pasaron 60 años. Y sólo un minuto bastó para olvidarlos. Lo viste venir de nuevo. Escuchaste la campana sonando en la estación. Antes reíste buscando su gorra con carbón y el sudor en su cuello. Hoy no pudiste contener el llanto. Lo intentaste. Pero terminaste pateando las piedras que se juntaban junto a la línea. Imaginé tu mirada de infancia. Dibujé tu risa entre tus arrugadas lágrimas. Lo vimos pasar, tan rápido como hace 60 años. Burlándose de la espera, sonando igual que siempre, corriendo igual que entonces.

Te invito a detener el tiempo. Para luego traspasar esos 60 años en un minuto, a pesar del tren que esperaste, a pesar del tren que no se detuvo ante tus pequeños pies. Miremos cada uno de los carros buscando al hombre de la gorra, pidámosle que se vaya con nosotras. Llevémosnos su sombra. Subámoslo al auto y atravesemos todo el norte buscando a la hermana y a la hija. No le preguntemos nada para que no se ofenda, sólo llevémoslo como un fantasma, como lo imaginamos, con la gorra y el overol azul marino. Con su pelo castaño como el mio y con sus ojos verdes como los tuyos. Ahi iremos sentados, ahi volvemos los tres.